Hay dos
expresiones que se utilizan mucho en la vida cotidiana. En realidad, si nos damos cuenta una proviene directamente
de la otra:
- Esto no es justo.
- Te mereces algo mejor.
¿Cuántas
veces te los has dicho? ¿Cuántas veces te lo han dicho? ¿Las has escuchado o te
las has dicho casualmente hoy?¿Y esta semana?
La verdad que
son dos expresiones que, desde mi punto de vista, no tienen sentido. Por eso, cada vez que alguien me dice que “eso
tú no te lo mereces porque tú te mereces cosas buenas”, aunque agradezco la
frase, pues sin duda es reflejo del aprecio que esa persona tiene hacia mí, no
es un reflejo de cómo funciona la realidad. Así que de lo que me quedo de
esa frase cuando alguien me la dice, es
que si me la dice es porque me quiere.
La vida no
funciona de forma justa. Esto es algo que podemos evaluar todos, todos los días. Cuando alguien comete
un asesinato, por ejemplo, que puede ser el acto más cruel contra otra persona,
a quien lo hace, no le pasan cosas malas “porque se lo merece” o al contrario,
a las personas que hacen el bien, el mundo no conspira para darle todo lo bueno
(más allá de lo que esa persona consigue a través de su conducta). Esto es una
obviedad pero parece que continuamente se nos olvida.
Por eso, en la
intimidad solemos decirnos a nosotros mismos: “no es justo lo que me acaba
de pasar” “me merezco algo mejor” y esperamos a que la gente nos diga que
nos merecemos lo bueno. Como dice Rafael Santandreu “la justicia está
sobrevalorada. En la naturaleza no existe justicia”.
Es interesante
partir de lo que queremos, de lo que nos desearíamos que nos pasara y trabajar
firmemente para conseguirlo. Pero si no lo conseguimos, tenemos que tener
la suficiente flexibilidad mental para aceptar que eso no nos corresponde.
En relación a
la justicia y las relaciones humanas , para mí algo fundamental que se nos debe
quedar claro, es cuáles son nuestros valores: “qué nos gusta y qué no”, “cómo
nos gusta que nos traten los demás”. Si tuviéramos más claros estos valores, y
para nosotros es importante ser justos con nosotros mismos, si alguien no
cumple con las expectativas de nuestros valores y para nosotros estos valores
son fundamentales e intocables, debemos tener la fortaleza de dejar de
quejarnos, dejar de valorar si esta situación es justa o no y, por tanto, dejar
al otro ir.
Por poner un
ejemplo, cuando una relación de pareja está empezando (también puede
pasar cuando la relación lleva tiempo pero en esa caso la estrategia puede ser
otra) y aún no se sabe si es una relación seria o no, solemos exigir al otro
que nos trate de una manera determinada y nos solemos quejar si el otro no lo
hace: “jó, por qué no me llamas” “por qué no cuentas conmigo para eso”
“no es justa la forma en qué me trata” “no me tiene aprecio”.
De nada sirve
pedir una y otra vez al otro que cambie la forma de tratarnos, la forma de
relacionarse con nosotros porque lo más probable que pase es que poco a poco se
aleje de nosotros. Cuanto más pedimos, menos libre se siente el otro para
dar.
Por eso, un
truco que siempre funciona es dejar que el otro actúe libremente y así podremos
ver realmente el interés que tiene en nuestra persona.
3 comentarios
Me encanta como quedó el dibujo subido.
ResponderEliminarAunque la foto está bastante mal xDDD
Te pasaré las fotos *^*
Besos :DD
GRAN HISTORIA!
Totalmente de acuerdo con tu exposición.
EliminarGracias por tu comentario Angalu!
EliminarGracias por compartir tu experiencia!!!