- Cuando nos despertamos, le pregunté: Oye, ¿tú sabes cómo me llamo?
- Y él, con cara de un niño de 5 años tras un "me han pillado", me dijo: No, nunca me lo
has dicho.
Y pasa. Empiezas a quedar más, a compartir algunas
cervezas, unos beigels, un mayor acercamiento y ahora no se lo vas a
preguntar!!!
Siempre quise saber, qué sentiría cuando a mi me pasara lo que dice una las canciones que más me hacen bailar. Y ahora que lo sé, os digo: ¡a mí no me
importa! Suena tan divertido como la canción.
P.S: Lo más gracioso de todo es que sí se acordaba del nombre de mi madre.
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