Le ponen un nombre folclórico lo
cual creo que le determinó la vida, no porque se hiciera cantante de coplas, si
no porque esa fuerza y gracia que tienen las folclóricas, a ella le
han servido para conseguir todos los sueños que se ha propuesto. Se lo dedico
justo hoy porque justo hace 4 meses el día 7 de febrero de 1953 nacía.
A mi madre no le importa que escriba su
año de nacimiento puesto que es la única mujer que conozco que en vez de
quitarse años cuando le preguntan la edad, se los pone. Y yo que siempre
he tenido muy buena memoria para las edades cada vez que lo hacía, le decía “¿por
qué mientes?” y ella me decía, "no miento sólo me echo más años. Quitarse
años sí que es una tontería". En realidad, ella está muy acostumbrada
que todo el mundo piense que tiene menos años, no porque ella se echara
unos años de más, sino porque siempre ha parecido más joven de lo que es.
Desde los 32 años que es cuando la conozco (o desde que tengo memoria de ella
más bien) le pasa esto. Y cada vez menos años le echan respecto a los que
tiene.
La historia de la
relación con mi madre no ha sido perfecta (como todas las relaciones). Tiene
muchos altibajos que siempre hemos sabido solucionar: verdaderamente, que
siempre ha sabido solucionar ella porque si hubiera sido por mí a lo mejor
estábamos peleadas. Soy innecesariamente cabezona.
Su historia muy
parecida a la de otras mujeres de su edad, es la historia de una niña que deja
el cole para ponerse a trabajar, en su caso, en una tienda de muñecas y
como era tan tan pequeña, aprovechaba para jugar con ellas cuando su jefe
no estaba delante. Si alguna vez la reñían, respondía convincentemente
que las estaba probando para así saber enseñársela mejor a la clientela.
Mi madre era tan buena
dependienta que muy pronto la cambiaron a la otro tienda, donde ya vendía género
para personas mayores. Este “ascenso”, a ella le dio mucha pena pues tenía
poco más de 14 años y ya no podría volver a jugar con las muñecas ¿Qué tipo de
género vendería? Pues de esos artículos que cuando las relaciones sentimentales
se ponen serias, se regalan para poner de adorno en las nuevas casas.
Pronto llegó a
convertirse en la dependienta principal. Si en vez de trabajar en una tienda
sin convenio, hubiera trabajado en Zara, la podríamos haber llamado la encargada.
Y esa tienda en la que trabajaba, que ya era muy conocida en la ciudad, se hizo
más y más famosa en parte gracias a su presencia.
Tanto que cuando a
mi padre deciden trasladarle a otra ciudad de España, el jefe de mi madre
utiliza todos sus influyentes contactos para ofrecer a mi padre un contrato en
otra empresa y así no tuvieran que dejar la ciudad. Mi padre que también es
innecesariamente cabezón, no acepta y entonces y, a pesar de la pena, se
trasladan.
Una vez en esta
nueva ciudad empieza a trabajar dentro del hogar como actividad única. Pero los
días tienen 24 horas y a ella con esta única actividad le sobra tiempo de estas
24. Además, se aburre bastante y sobretodo echa de menos el contacto con la
gente. Así que decide poner una tienda, a pequeña escala, en una ciudad que
ni siquiera conoce: ¡qué miedo!, ¿no?. En la primera de ellas (luego vendrían
más) paga las consecuencias de ese desconocimiento. Pone la tienda
dentro de un centro comercial, en una época que no se llevaban los centros
comerciales y no tiene mucho éxito. Además, el tipo de artículo que escoge no
es el más adecuado para la ciudad desconocida a la que se enfrenta. A pesar de
esto, tiene las suficientes ventas y la confianza necesaria como para poder
darse cuenta que quizás en otro local y con otro género diferente la cosa iría
mejor.
Por lo que se
traslada a un local que, antes y después de que ella se pusiera, todos los
negocios que han puesto no han superado los temibles dos primeros años.
Ella duró mucho más de ese tiempo y si decidió cambiar a otro fue porque el
local se le quedó pequeño.
Entonces pasó a
una tercera tienda. Y esta parte es la más interesante. Pues hasta ahora ella
había sido una “persona que pone una tienda de barrio”. Pero a
partir de ese momento empieza a ser una “mujer que se está entrometiendo
en un mundo que hasta ese momento estaba controlado por hombres en la ciudad”.
Entonces, esos hombres de las otras tiendas, van a saludarla de una manera no
del todo agradable, diciendo que a qué está jugando y si ella tiene idea en lo
que se mete. Sí que tenía idea: llevaba mucho tiempo sin comprarse ropa
nueva, sin vacaciones o sin salir a cenar para no saberlo. Cuando no
tienes un respaldo económico o familiar para montar un negocio, aprendes rápido
en lo que te metes.
Por
eso, poco a poco esos hombres, sí que descubren que sabe a lo que juega: lo
notan cuando empiezan a bajar sus ventas y a ver esta nueva tienda de “la
forastera” con clientela.
En esos años,
empieza a ponerse en marchas iniciativas en la ciudad como los centros
comerciales abiertos para intentar luchar con la fuerte competencia que
hacen los cerrados. Y entonces a ella le piden participar. Y, de nuevo, no es
fácil. Vuelve a ser un mundo de hombres y/o de relacionados y
ella, aunque ya lleva muchos años en la ciudad, ni es hombre ni pertenece a
ninguna de esas familias con solera que hay en cada ciudad. Es una mujer
desconocida, excepto para su clientela. Así que al principio se tiene que
enfrentar con las típicas risitas de "está quién se cree"
"pero está de qué habla" "pero vete a tu casa a hacer las tareas
del hogar" (tareas que tengo que decir NUNCA dejó de hacer porque
parece ser que las 24 horas de mis días no son las mismas 24 horas de sus días
y a ella le daba tiempo de trabajar, hacer las tareas de casa y lo mejor de
todo, escucharme una y otra vez todas las historias que yo que soy muy pesada
-se nota con este blog ¿no?- le tenía
que contar).
Sus ideas calaron muy bien en el
centro comercial tanto que ahora que ella ya no está dentro (pues, tras una
cuarta tienda, decidió que ya era hora de retirarse para hacer otras cosas) aún
se sigue poniendo la pista de hielo en la ciudad en el invierno o se sigue
haciendo un sorteo durante la primavera.
Yo que ahora tengo
la edad de mi madre cuando la conocí, puedo decir que no sé cómo ha conseguido
hacer todo lo que ha hecho, especialmente, con tan poco ayuda. Podría contar
más cosas de ella, porque si esto puede parecer difícil, no es nada comparado
con lo que tuvo que afrontar después de que decidiera dejar las tiendas y vivir
la vida. Justamente, cuando decidió que ya era hora de dejar de tanto trabajar
y que ya le toca vivir y aprovechar las 24 horas en viajar o ir a cenar, entonces,
en eso momento, el destino, ese que no se puede controlar, casi le deja fuera y
le impide poder disfrutar de estas otras historias.
6 comentarios
Mujer fuerte, con las ideas claras y valiente, un ejemplo a seguir.
ResponderEliminarLas acuarianas (yo soy del dia 10) solemos tener un concepto de la vida algo atrevido para el resto de los mortales. Esa decisión del que está convencido de lo que hace, ese saber aprovechar todas las horas del día, esa fuerza y ese coraje para volver a empezar es admirable.
Besos
Eso es Clara! Tú has utilizado adjetivos que yo creo que iban implícitos en la historia.
EliminarUn gran abrazo!
Lo que dice Clara de las Acuarianas debe ser verdad. Yo soy del dia 4.
ResponderEliminarUn saludo
Utilizo la cuenta de mi hija Victoria.Soy Antonio de Santander.Me ha encantado el relato sobre esa época de la vida de tu madre.Al final se hizo justicia y sigue disfrutando alegremente de la vida.Te recordamos en la tertulia.
ResponderEliminarUn abrazo y no abandones.
Muchas muchas muchas gracias por los comentarios Antonio. Me encanta eso de la tertulia. Efectivamente, aún queda otro período del que hablar:la segunda parte.
EliminarAbrazo!!!
Niñaaaaaaaaa!, ¿estás bien?.T´echo de menos.
ResponderEliminarBesitos
Gracias por compartir tu experiencia!!!