Conozco la
situación. A una amiga mía también le pasó. Habían sido los mejores amigos
durante muchos años. De hecho, cuando se conocieron ella tenía novio y ella siempre prefería estar con su amigo, a estar con su novio. Al novio no le importaba
porque confiaba en ellos y comprendía que ellos dos se llevaban mejor, tenían
más en común por el tiempo que se conocían. Bastante tiempo después de que ella y su novio rompieran la relación,
los
mejores amigos empezaron a salir.
La gente se
puso muy contenta. Hasta el novio (ahora ex-novio) se alegró mucho y reía: “sois
la mejor pareja: siempre habéis sido los mejores amigos y ahora encima os
podéis "......”. El ex-novio siempre fue así de espontáneo. Pero no
solo su ex pronosticaba el éxito de la relación, sino que el éxito era el
pronóstico generalizado. Nadie podía dudar de lo contrario.
Sin embargo, todo el mundo se equivocó. Nada
más lejos de la realidad. Aquellas malas costumbres, malos hábitos que él tenía
antes de que fueran pareja se generalizaron y se multiplicaron, con el problema
añadido de que ya no tenía a su mejor amiga para ayudarle. O más bien, ya no
tenía a su mejor amiga para distraerle, “reírle las gracias” y hablar de otros
temas que para él eran los únicos temas que se podían tocar. Lo demás: el trabajo, las tareas de la casa, las vacaciones juntos… eran
demasiado para que él los pudiera soportar.
Demasiado baño de realidad.
No es que ella
le pidiera nada más allá de lo que le pides a una pareja. Ella no quería que él
fuera el mejor en nada: le admiraba tal
y como era. Solo quería estar con él como pareja. Pero, sin embargo, él se
sentía mal. Se sentía muy poco al lado de ella, muy pequeño. Tan pequeño, que
para ser grande lo que hacía era gritarla. O lo que es peor: desvalorarla (algo que jamás había
hecho como amigos). Tanto que, a veces, hasta se reía de ella.
Es que en la
vida, especialmente a los hombres, se les impone que han de ser el mejor (el mejor profesional, el mejor
artista, el mejor amante), sin explicarles qué significa ser el mejor o
cómo se es el mejor. La única opción es ser el mejor y todo lo que no sea ser el
mejor, es fracasar. Y por ahora,
pocas veces el criterio que se enseña de ser el mejor coincide con el de ser
mejor persona. Ellos no tienen derecho a ser personas, porque las personas
tienen miedos y ellos no pueden tenerlos.
Al final pasó
lo que tenía que pasar. Otro final era inevitable y eso que ella luchó por él más
de lo que hubiera debido. Lo último que hizo fue cambiar de un trabajo muy bien
pagado a otro no tanto, para así poder estar más tiempo con él y apoyarle para
conseguir sus sueños. En cuanto ella hizo
este último acto de amor, él la despreció y entonces cortaron. Tampoco nadie
nos enseñó cómo se podría haber evitado o superado.
Ella durante
meses quiso estar muerta. Y más
muerta quería estar cada vez que salía y veía que él ni siquiera se acercaba a
saludarla. Los mejores amigos pasaron a ser dos “extraños educados” como él la pidió y estas
palabras enviadas a través de un “wasap” resonaron como las palabras
más amargas que ella podía haber escuchado de la persona a la que le había confiado
los máximos secretos, porque estas palabras le mostraron que no solo no la
quería, sino que era capaz de tratarla con la máxima indiferencia.
Ahora era ella
la que ya no tenía a su mejor amigo
para decirle que la persona que más había amado le estaba haciendo el mayor
daño que ella había sido capaz de sentir en su vida.
Por suerte,
todo llega y todo pasa y esto también pasó. Pero no pasó tan rápido como lo
que yo he tardado de pasar de un párrafo a otro. Fue un proceso muy doloroso, de buscar apoyos, de estar en soledad, de psicólogos,
de alguna píldora y muchos porros para conciliar las pocas horas de sueño. Y
después de tanto dolor, de esos apoyos, de estar muy sola, de luchar con
pensamientos, tomar pastillas y de muchos aros de humo, de nuevo, volvió a
sonreír y un día me dijo: Te entiendo. Sé muy bien por lo que estás
pasando. No es que quieras suicidarte, es que preferirías estar muerta. Yo
también lo quise estar. Pero fíjate ahora después de los años te digo: quiero
vivir porque tengo muchos proyectos por hacer y necesito tiempo para
realizarlos. Y si alguien se tiene que morir, que la muerte empiece primero por
otros.
Y entonces, vi que ella hablaba desde su experiencia.
1 comentarios
Está claro que hay relaciones tóxicas. Un amigo es eso, un amigo, y cuando pasa a mas te arriesgas a perder a tu pareja y a tu amigo, o sea dolor multiplicado por dos. Pocas personas merecen tanta atención por nuestra parte, volcar todo nuestro cariño en una sola persona es un gran error y la apuesta nos puede dejar muy solos.
ResponderEliminarUn abrazo P.
Gracias por compartir tu experiencia!!!