Los vi una noche cuando se subieron al autobús. Se montaron
dos paradas después de la nuestra. Me llamó la atención el gorro que cada uno
llevaba puesto: él en un estilo ruso, perfectamente prevenido para el frío; ella
al estilo francés, ese estilo que a muy pocas personas les sienta bien. Sin
embargo, en ella era el complemento perfecto que terminaba de resaltar su
elegancia.
No solo me llamaron la atención los gorros. Creo que nunca me
hubiera fijado en los gorros, sino hubiera sido por la alegría que arrojaban. Eran
de estas parejas que se nota que son felices, que están encantadas de estar
juntos.
En esta ciudad es raro ver a gente de su edad a esas horas
montada en el autobús, pero cuando les vi a ellos ni caí en esto. Hice un
cálculo mental rápido. Deduje que tendrían alrededor de unos 65 años, luego descubrí que había deducido bastante mal.
Mi madre, en ese momento, iba distraída puesto que era
impensable que nadie que fuera en ese autobús no se hubiera fijado en esa
pareja mayor tan elegante y tan feliz. Entonces le comenté:
-
¿Has visto
a esa pareja que acaba de entrar?
-
¿A quién?
-
A los
señores del gorrito – mi madre siempre me ha enseñado que es de buena
educación tratar a la gente de “señor”.
-
No, no me
había fijado.
-
Van súper
elegantes. Les sienta tan bien el gorro… Además, desprenden felicidad… Se nota
que lo son. ¿Serán pareja?
Entonces, la mujer giró la cabeza y mi madre dio un
sobresalto de alegría: ¡Pero si es la madre de Marilines)!- casi gritó. En ese
momento, nos acercamos a saludarla y, así pude descubrir una bella historia de vida cotidiana:
Ella, la madre, que podía presumir de tener una sonrisa espléndida
y contagiosa, había perdido a su hija unos años atrás, debido a esa enfermedad que
tantas sonrisas ha robado pero que también tantos héroes y heroínas ha realzado.
Al poco tiempo de que su hija falleciera, murió su marido lo que habían sido “dos golpes muy gordos demasiado cercanos en
el tiempo”. Después de contar alguna anécdota de cuando su hija y mi madre
iban al colegio juntas (ahí comprendí que me había equivocado al calcular su
edad), pronto nos dijo muy orgullosa que tenía 79 años, a punto de cumplir los
80.
Él también era bastante mayor de la edad
que había supuesto pero más joven que ella. Tenía 75 años y una historia de
vida similar. Aunque también había perdido un hijo cuando este era un bebé por
la “falta de medios de esos tiempos”
lo peor para él, según nos dijo, había sido la pérdida de su mujer. Su mujer había
fallecido diez años atrás por la misma enfermedad de la elegante señora del sombrero
francés. Según nos contó, había sido una enfermedad larga pero “muy buena” hasta el final. Todavía se
podía percibir el amor que había tenido a su primera mujer y se le notaba muy
orgulloso de los años que había pasado a su lado, especialmente de los años en
los que la había cuidado.
Y fue la enfermedad
la que los unió. Después del fallecimiento de sus familiares, ambos continuaron
colaborando en la asociación que ellos sentían que tanto les había ayudado y un
día participando en una actividad para la búsqueda de recursos económicos para
la investigación, coincidieron en el mismo grupo de voluntarios y a partir de
ahí ya no se separaron. Primero, participando en todas las actividades que la
asociación organizaba (de hecho, les nombraron los voluntarios más activos),
para después compartir otro tipo de actividades más lúdicas, al principio en
compañía: iban al baile, a jugar a las cartas, a los viajes de la parroquia... Luego
otras más solitarias: el parque, tomar un chocolate con churros, un helado de
Regma…
Conforme nos contaban su historia de amor, historia ante la
cual no podíamos ni interrumpirles por lo interesante que era, a cada palabra
que decían más se regocijaban en la gratitud de haberse encontrado. A pesar de
esto, también se notaba un cierto grado de culpabilidad
por la capacidad de sentir amor después de haber dejado atrás mucha gente
importante en su camino. Pero se sentían tan dichosos de haberse encontrado a
esa edad que muchos piensan y se atreven a decir que lo único que queda es esperar a
la innombrable. Felices de amar y ser amados.
Pronto, él avisó que iban a llegar a su parada: ¡Qué pena! Les hubiera hecho tantas
preguntas- pensé. Entonces, él se despidió y se fue hacia la puerta. Y ella
aprovechó para confesarnos que todos estos años, la visita semanal al
cementerio, típica entre la gente más mayor, se les había hecho más llevadera,
al hacerla en compañía del otro, y
delante de cada tumba, con un simple gesto, un apretón mutuo muy fuerte de las
manos con los dedos entrelazados, se decían: ¡la
vida me quitó y luego me dio, cuando parecía que ya nada me iba a sorprender,
un último regalo!
Como en ese momento, se nos saltaron las lágrimas, entonces
Isabelita que, según mi madre, siempre había sido muy chistosa, se percató y dijo: Y no veáis lo bien que nos lo pasamos ¡o es que se piensan
que los viejos no tenemos derecho!
6 comentarios
Que bonita historia de amor. El amor maduro es mas dulce, no hay intereses individuales, solo hay amor, cuidando el uno del otro. Ay!!! cuanta sabiduría hay en ellos.
ResponderEliminarUn abrazo guapa
Pues sí. Así es. No sé que nos pasa entre las edades del medio: entre la infancia y la madurez ;)
EliminarBeso Clara
Gracias
ResponderEliminarMe gusta que te guste ;)
EliminarA Paz de Cristo,
ResponderEliminarConhecer seu blog alegrou meu coração, e um bálsamo para todos que acessam esse espaço abençoado.
Como prova do meu amor cristão deixo uma lembrancinha que fiz, espero que goste do acróstico:
C ultivar uma vida de oração.
R evigorar-se pela leitura diária da Palavra.
E star sempre disposto a obedecer a Deus.
S er uma testemunha fiel no viver e no falar.
C onsagrar a Deus seu corpo, tempo e talentos.
E sperar de Deus a orientação para a vida.
R evestir-se do poder do Espírito Santo.
Nós precisamos CRESCER na Graça e no conhecimento do nosso Senhor e Salvador Jesus Cristo.
A propósito, caso ainda não esteja seguindo o meu blog, deixo o convite.
http://frutodoespirito9.blogspot.com/
Em Cristo,
***Lucy***
P.S. Convido a visitar o blog do irmão J.C. repleto de mensagens abençoadoras; algumas polêmicas, porém ricas de entendimento.
Acesse:
http://discipulodecristo7.blogspot.com/
Me alegro que te guste Luci.
EliminarGracias por compartir tu experiencia!!!