Las decepciones

By Psicomata - 10 marzo

 
¿Cómo gestionar la decepción?
Recuperarse de una decepción


 Las decepciones duelen mucho más cuando el ámbito en el que te decepcionan, ya sea el trabajo, un hobby, el voluntariado, un deporte, una actividad política, se hace por vocación. En estas decepciones siempre están implicadas otra/s persona/s: el cantante de tu grupo, un alumno conflictivo, tu entrenador, el secretario general de...

  De repente, hay un desencuentro con esa/s persona/s y ¡qué mal se pasa!. En ese momento te replanteas si todo lo que has hecho, todo lo que has luchado, las horas que has pasado tocando solo la batería en tu local de ensayo para llegar al nivel que quiere tu cantante, las horas pasadas preparándote bien las clases para que disfrutara todo tu alumnado, el esfuerzo en los entrenamientos, todas las ideas creadas para que tu organización mejore, ha servido para algo. Entonces, llega el sentimiento de decepción.

  Una de las primeras preguntas (inevitables) que te haces es: ¿ha merecido la pena?, que normalmente viene acompañada de un ¿para qué sirve luchar tanto?

  Y es que parece que es proporcional: a mayor ilusión puesta, mayor decepción. Quizás también sea proporcional el tiempo de recuperación, el tiempo que tardas en volver a poner la misma ilusión que antes le pusiste. Incluso, a veces, puedes tener miedo y creer que la ilusión ha desaparecido de tu vida y que nunca más te vas a ilusionar, que nunca más vas a implicarte tanto en nada. Pero tarde o temprano lo haces, porque te encanta implicarte en aquello en lo que crees.

  Es importante que recuerdes que todo lo que hiciste mereció la pena porque ahora tocas la batería mucho mejor, porque todas las clases que te preparaste las puedes volver a utilizar para que otro alumnado posterior disfrute, porque todos los entrenamientos te mejoraron como deportista y te dieron hábitos muy útiles para tu día a día y porque todas las ideas que te inventaste en tu organización ahí quedaron y sirvieron para que, al menos, durante ese tiempo, esa organización mejorara y seguro que algo de ti ha quedado impregnado en ella.
 
Seguro que el hecho de que tú pasarás por ahí, mereció la pena.

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2 comentarios

  1. Claro que vale la pena. Aunque nos gustaría que se valorara al cien por cien el esfuerzo que invertimos, eso casi nunca se produce. Yo hace mucho que dejé de esperar reconocimiento de los demás. Las cosas las hago lo mejor que puedo, y bien sabe ¿Dios?,que pongo el alma en ello, no sé hacerlas de otra manera, y no voy a cambiar. Pero ese vacío si lo he sentido, muchas veces y seguro que me ha servido para conocer mejor a los demás.
    Muy buena reflexión amiga P.
    Un abrazo

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  2. Me gusta que digas que pones el alma en ellas "porque no sabes hacerlas de otra manera y no vas a cambiar". Muchas veces, la gente la solución que hace es poco a poco dejar de hacerlo como lo hacía antes y entonces la desmotivación es mayor. Sin embargo, cuando lo haces por ti, merece la pena.

    Muchas gracias Clara, como siempre ;)

    Otro abrazo

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